La vuelta al gimnasio: sudar en dos metros cuadrados con mascarilla

Los centros deportivos que adelantan su apertura a la Fase 2 acotan los espacios, colocan mamparas y extreman la desinfeccin

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Rubn y Abel, en sus espacios individuales en FullCrossfit de Valencia.
BIEL ALIO

Se acab el entrenamiento en casa, el aliento virtual del monitor, el palo de la escoba y las garrafas a modo de barra. En la fase 2 ya se puede ir al gimnasio, aunque la reduccin de aforo al 30% y las estrictas medidas sanitarias hacen que la rutina sea tan diferente que muchos centros han optado por seguir con la persiana bajada hasta mitad de junio. Se suda en dos metros cuadrados, con mascarilla y el desinfectante a mano. Pero hay quien ya no puede esperar ms, y eso que la socializacin en estos espacios sigue en cuarentena. Las empresas tampoco.

Segn la Federacin Nacional de Empresarios de Instalaciones Deportivas y Gimnasios (FNEID), ms de 5,5 millones de personas practican ejercicio en los ms de 4.700 centros deportivos y gimnasios y la diferencia de facturacin con respecto a todo 2019 la estiman en 1.000 millones.

Con la cuota de socio pagada, la primera preocupacin es contactar con el centro, sobre todo en los pertenecientes a cadenas que suelen tener matrculas altas. Telfonos colapsados, aplicaciones para la cita previa que no respondan… todo un reto que para el que llevaban preparndose desde el inicio de la desescalada. En algunos haba ms personal de limpieza que monitores, porque las clases colectivas siguen prohibidas y el uso de vestuarios solo est permitido si se desinfectan tras cada uso.

La gran incgnita era saber si el cliente tendra miedo al contagio. « Aqu me siento ms segura que en un bar ». Lo cuenta Alexandra mientras se despega la mascarilla sudada y pasa un pao con desinfectante por las pesas con las que acaba de entrenar. Hoy vuelve al trabajo y antes se ha pasado por el box de entrenamiento para hacer su sesin de crossfit.

« El protocolo est claro »

A las cuerdas, las mancuernas y los aros de este entorno con aspecto semi industrial se han sumado las cuadrculas de dos metros cuadrados donde Alexandra y sus compaeros tiene que entrenar. « Creo que el protocolo aqu est mucho ms claro que en tiendas o restaurantes. Es cmodo, incluso te llegas a olvidar de que llevas mascarilla, aunque al principio se hace raro ».

Ella entrena en FullCrossfit desde octubre y, aunque se mantuvo activa siguiendo las clases propuestas a travs de redes sociales, tena ganas de volver. « Se iba haciendo un poco pesado no tener contacto con el coach », asegura.

« En el crossfit es habitual chocarse las manos cuando logramos algo, moverse con libertad por todo el espacio, se crea comunidad. Pero ahora sabemos que hay cosas que han venido para quedarse », admite Abel Herrero, que un rato antes de que llegara Alexandra haba dirigido una clase con el mximo de ocho personas que permite este « box » ubicado en el corazn del barrio valenciano de Benimaclet.

Recin salido de un ERTE, como el resto de sus siete compaeros que tambin dan clases en otro centro de Valencia, y con sucursal en Madrid, ha tenido que preparar el espacio y « educar » a los socios. « Se tiene que desinfectar los pies al entrar, moverse en la direccin marcada, y desinfectar todo el material que utilizan ».

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Rubn desinfecta el material que ha usado para entrenar.

A l le toca hacer la desinfeccin del suelo tras cada clase y otras dos generales al da de las que se encarga una empresa especializada. « No queremos correr el ms mnimo riesgo », asegura. Por eso lo nico que no se puede usar son las bicicletas con resistencia al aire, para evitar el flujo que generar.

Nadie acude con miedo a sus clases, que se han reducido a 45 minutos, con reserva previa y sin posibilidad de usar los vestuarios. « Todos los adaptamos. Para la gente que vena a entrenar antes de ir al trabajo, hemos adelantado la clase de las siete de la maana a las seis para que puedan volver a casa a ducharse », explica.

Su normalidad ir volviendo al tiempo que se avance en la desescalada, « pero la gente tena ya muchas ganas de recuperar un poco sus rutinas ». Lo que ms cuesta, « la mascarilla ». « Tiene que ser quirrgica, que se adapta ms. Con una FFP2 sera imposible soportarlo », confiesa Rubn, que tambin ha acudido esta maana a entrenar.

En el gimnasio que dirige Sergio Rubio, Anytime Fitness Abastos, en Valencia, tambin vuelve a haber actividad. « Hemos instalado mamparas entre las elpticas y las cintas, y permitimos las duchas porque se limpian despus de cada cliente », explica mientras recoloca mancuernas recin desinfectadas. Lo importante era retomar la actividad, que se ampliar a mitad de junio, cuando en la fase 3 se permitan las clases colectivas de 20 personas sin cita previa y el aforo pueda ser del 50%.

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