Iniciativa pol Asturianu: « Hay un conflicto lingüístico en Asturias porque existen casos de discriminación »


Inaciu Galán, vocal de la plataforma

Inaciu Galán, vocal de la plataforma, advierte de que « sin oficialidad » se produce « discriminación » y se pierden transferencias

Inaciu Galán, vocal de Relaciones Institucionales de Iniciativa pol Asturianu.
Inaciu Galán, vocal de Relaciones Institucionales de Iniciativa pol Asturianu.

Iniciativa pol Asturianu se propuso hace una década hacer « más trasversal » la demanda de la oficialidad de la llingua y ahora, con unos 500 socios, contempla cómo en la Junta General del Principado se negocia el apoyo del diputado de Foro Asturias que permitiría alcanzar la mayoría necesaria para reformar el Estatuto. Inaciu Galán, vocal de Relaciones Institucionales de la organización, ensalza el modelo lingüístico de la vecina Galicia y apela a la Constitución para defender sus metas.

¿Cuáles son los objetivos de Iniciativa pol Asturianu?
Nacimos hace 10 años con la idea de generar un consenso social y político, hacer pedagogía sobre la cuestión de la lengua asturiana e intentar que fuera más trasversal la reivindicación. Nacimos con la idea de ser absolutamente independientes, no solicitamos ayudas públicas e intentamos tener siempre una postura ecuánime y positiva. También premiar las buenas acciones que se hacen por la lengua, porque de alguna manera, el movimiento de reivindicación era un poco siempre a la contra. Intentamos cambiar esa idea, construir, conseguir que se sume gente de todo tipo. Y creo que lo hemos conseguido. Somos españoles, hablantes de una lengua española y lo que pedimos es que se cumpla la Constitución española, que se reconozca ese derecho para poder hacerlo en todos los lugares.
En Asturias está vigente desde 1998 la Ley de Uso y Promoción. ¿No es suficiente para proteger la llingua?
No, porque en el marco de la Constitución las lenguas que no son oficiales prácticamente no existen, y lo que nos ha demostrado este tiempo es que la Ley de Uso no es suficiente, porque se siguen produciendo casos de discriminación. Hemos realizado, hace dos o tres años, un documental en el que recorremos la vida de una persona y vamos viendo cómo se encuentra con dificultades continuamente para el uso del asturiano. No habitualmente entre la gente, donde la convivencia de las dos lenguas es absolutamente normal, en la calle, en los comercios, sino que cuando se dan esos problemas es cuando chocas con la Administración. Para inscribir a un hijo y ponerle un nombre en asturiano, para que tus hijos puedan tener la asignatura de asturiano… Seguimos teniendo problemas para que puedan acceder a la asignatura, incluso siendo voluntaria, como es. Para inscribir una empresa y que los estatutos sean en asturiano, para hacer gestiones ante la Administración… Además, la Ley de Uso sólo es pertinente para la Administración autonómica, por lo tanto, ante cualquier otra gestión que tengas que hacer en la Administración central, la lengua no existe. Además, la falta de oficialidad ha evitado que una parte importante de partidas económicas y de reconocimientos, algunos más que nada simbólicos, pero importantes, no se han producido porque el Estado central no incluye al asturiano entre las lenguas del Estado.
El presidente de Asturias, Adrián Barbón, siempre se refiere a un modelo « amable » en el que por ejemplo el asturiano no sea lengua vehicular en la enseñanza ni se exija a los médicos, como sí ocurre en otras comunidades con lenguas cooficiales. ¿Qué opinión tienen sobre estas restricciones?
Estamos completamente de acuerdo. Tenemos que tener un modelo de oficialidad propio, adaptado a la realidad sociolingüística de Asturias, que garantice derechos y no suponga obligaciones, únicamente para la Administración, que evidentemente tiene que tener la obligación de garantizar esos derechos a la ciudadanía, pero que no suponga esa obligación que se presupone. El modelo de la oficialidad del gallego nos gusta, lo miramos con simpatía porque nos es cercano, lo conocemos bien, hemos visto cómo Galicia ha conseguido poner su lengua y su cultura en una situación mucho más positiva que la que tenía hace más de 30 años. Nosotros hemos ido al revés, y no sólo eso, sino que además ellos han conseguido, cuando eran una región más pobre, subir y mejorar, y pasarnos por la derecha en todos los indicadores, y nosotros no lo hemos conseguido. La oficialidad y la lengua es un elemento que, si bien no nos va a hacer ricos como comunidad, tampoco nos va a llevar a la ruina, eso seguro.
Cuando se reconoció, el gallego era la lengua cooficial más extendida entre la población, por encima del catalán y el euskera. ¿Cuántas personas hablan asturiano?
Tenemos los datos de las encuestas sociolingüísticas que realiza el profesor Francisco Llera Ramos con el Euskobarómetro, una persona de reconocido prestigio que fue amenazada por ETA, y que ha hecho unos trabajos maravillosos. En el 2017 tenemos los últimos datos, y son muy positivos porque una parte importante de la población de Asturias ha pasado ya por el sistema educativo y ha tenido la asignatura de lengua asturiana, hasta el 45%, y hasta el 50% siguen teniendo como lengua que hablan en casa, con su familia, el asturiano. Continuamente se está diciendo: « No se habla asturiano, vengo a Asturias y no oigo el asturiano ». Aparte de que eso es difícilmente aceptable, porque cualquiera que venga a Asturias oye asturiano en mayor o menor medida, según las zonas, mezclado con el castellano, hay que tener en cuenta también que es una lengua estigmatizada, y por lo tanto, en los ámbitos públicos, los hablantes tienden a utilizar el castellano, porque el 90% de los asturianos somos bilingües. Todavía hay una parte de la gente más mayor que sigue siendo monolingüe de asturiano, pero entre la gente de menos de 80 años todo el mundo se puede manejar con más o menos facilidad en las dos lenguas. Que todavía en estas circunstancias más del 50% de las personas sigan en su casa hablando asturiano nos indica que hay una vitalidad importante y que cuando se normalice esa situación habrá una presencia mucho mayor. El apoyo a la oficialidad en esas encuestas es muy alto: más de un 53% y sólo un 20% en contra, según la última. Hay otro 20% de indecisos. Los datos son muy buenos, y ha mejorado mucho la percepción de la propia lengua. ¿Qué pasa? Que cualquiera que venga al instituto, como estoy yo de profesor, puede ver cómo en las generaciones más nuevas la transmisión se está cortando, y son pocas las familias donde continúa. Es complicado. Cuando se va hacia la edad adulta, la gente recupera su lengua de casa, hay un proceso de reasimilación, pero es muy difícil ahora garantizar el futuro. Es normal oír a la gente mayor hablar en asturiano, pero es más raro oír a los jóvenes. La única solución pasa por un reconocimiento del idioma que no es una cosa que hayamos inventado en Asturias, sino que se aprobó en la Constitución en 1978.
Siendo tal la proporción, ¿qué les dicen a los que asimilan la oficialidad como una imposición lingüística?
No hay ninguna imposición. La oficialidad simplemente va a garantizar la libertad de todos para expresarnos en una lengua o en otra. El sistema educativo va a garantizar que se aprendan el asturiano y el castellano en la escuela. El asturiano va a ser una asignatura normal del currículum, como ocurre en la mayoría de los sitios. Tiene que garantizar unas horas a la semana para que cualquier persona que pase por el sistema educativo aprenda asturiano, y castellano, y las lenguas extranjeras que se considere. ¿Esto qué va a permitir? Que una vez que tú te enfrentes a la vida adulta, decidas: « Yo voy a hablar en asturiano, o yo voy a hablar en castellano ». ¿Qué nos pasa ahora? En Iniciativa pol Asturianu tenemos cursos a los que se apunta muchísima gente que no ha tenido ocasión de aprender asturiano porque en su familia no se hablaba, o se hablaba poco, o los abuelos no se lo hablaban, porque eso sigue pasando también, que los abuelos hablan entre ellos en asturiano y a los nietos no se lo quieren transmitir porque tienen muchos prejuicios y les han machacado con el idioma, en la escuela, sobre todo en la dictadura, pero también después. La cuestión es garantizar esa libertad, porque si tú no sabes la lengua es imposible que seas libre para escoger. En el sistema educativo debería garantizarse eso. El modelo de oficialidad se tendrá que decidir después en una ley de normalización que requiere unas mayorías importantes, y se desarrollará de diferente manera según quien gobierne, para eso está la pluralidad democrática.
¿Hay un conflicto lingüístico en Asturias?
Sí, hay un conflicto lingüístico en Asturias porque hay una parte de la sociedad que cuando se enfrenta al uso del asturiano en determinados momentos no puede hacerlo, directamente. Se le niega ese uso, y eso genera que los hablantes no puedan vivir en libertad. Por lo tanto, claro que hay un conflicto, y esto se ha venido demostrando en reclamaciones, juicios, quejas, a lo largo de estos años y continuamente ocurre. Una parte muy minoritaria de la sociedad no quiere que se use el asturiano en ningún ámbito, y allí donde está intenta evitar que se pueda usar. Luego, en general, la convivencia es muy buena. Ese conflicto es básicamente con las administraciones por la falta de estatus legal.
¿Esperan que la oficialidad aminore ese conflicto o que pueda avivarlo, como temen quienes se oponen?
Va a normalizar una situación que ahora es anormal y anticonstitucional. Tendremos una normalización total en el sentido de que ahora mismo, mucha gente, pasa por el sistema educativo sin ningún tipo de contacto con la lengua ni con la realidad lingüística de Asturias. Es cierto que hay gente que puede decir: « En mi entorno no se habla el asturiano ». Es perfectamente posible, claro que sí. Hay entornos y familias determinadas donde no se habla. Para mi, es un poco difícil de entender que no lo oigan nunca, porque es una lengua muy ambiental incluso en las ciudades. Necesitamos que en el sistema educativo haya también una toma de conciencia de que la realidad es más plural. Como la comunicación entre los vecinos, las familias, sobre todo en las zonas urbanas, a veces es cada vez más reducida, por desgracia, podemos estar en un sitio sin conocer absolutamente nada de la realidad que tenemos alrededor. La oficialidad ayudará a visibilizar esa lengua y la riqueza cultural que conlleva. Vemos cambios radicales ya sólo con las pocas políticas de normalización que se han hecho en estos 40 años. Se ha conseguido un cambio importantísimo, porque a principios de los 80 para una parte importante, según decían las encuestas, hablar asturiano era « hablar mal », que era lo que decían en la escuela franquista. Hoy es un porcentaje mínimo el que piensa eso. Ya todo el mundo considera que el asturiano es una lengua con la misma dignidad que cualquier otra. Si de verdad le ponemos la dignidad que se merece, y lo equiparamos a través de la Constitución y del artículo 3.2 como lengua oficial, creemos que ayudará a que todavía sea mejor la situación.
¿Todavía mejor? Si el asturiano sigue vivo y mejora la percepción social sin oficialidad, cuesta entender por qué no se puede desarrollar otro mecanismo que no pase por la oficialidad para defenderlo.
Ha mejorado la percepción social, pero hemos perdido hablantes, y eso es una realidad obvia para cualquier persona que viva en Asturias. Tengo 35 años y he visto cómo mi generación habla mucho más asturiano que los alumnos de mi escuela. Siempre ha excepciones, y hay familias en las que la trasmisión se consigue, pero es una cosa heroica, porque enseñas a tu hijo asturiano y la escuela funciona como un motor de castellanización. No existen las herramientas en la escuela para conseguir que ese niño mantenga su lengua materna. Eso es muy grave, porque las familias no están teniendo la libertad de poder contar con un sistema educativo que garantice que lo que han aprendido en casa no lo desaprendan en la escuela. Hay una discriminación de las familias que quieren que sus hijos hablen asturiano. La oficialidad no va a evitar que quien quiera que sus hijos se eduquen en castellano se sigan educando en castellano. No tenemos ningún problema con eso, lo único que queremos es que el asturiano también se pueda enseñar en las escuelas con plena normalidad.
Asistentes a una manifestación celebrada en Oviedo a favor de la oficialidad.
Asistentes a una manifestación celebrada en Oviedo a favor de la oficialidad.

La secretaria de Organización de la Federación Socialista Asturiana, Gimena Llamedo, señaló esta semana que « el tiempo puede ser importante, pero más importante es el acuerdo ». ¿Se aleja la posibilidad de reformar el Estatuto en esta legislatura, como reclaman los defensores de la oficialidad?
Esperamos que no, porque hay un consenso muy mayoritario, de 27 diputados frente a 18, tres quintos del Parlamento asturiano, que es lo que marca el Estatuto para la reforma. Hay que sentarse a negociar, que es lo que tienen que hacer los partidos, y cerrar una reforma del Estatuto que no sólo incluye la oficialidad. No entendería la sociedad asturiana, después de 40 años reivindicando este cambio, que cuando hay las mayorías suficientes no se lleve adelante. Se debe de hacer en esta legislatura para que además vaya al Congreso y se apruebe. Se dan las mayorías tanto aquí como en Madrid, y debe hacerse ya.
¿Qué opinan sobre la propuesta del ex presidente socialista Juan Luis Rodríguez-Vigil, que planteó realizar un referéndum?
No es posible legalmente hacer una consulta sobre esta cuestión porque el Tribunal Constitucional en la sentencia 103/2008 [sobre el Plan Ibarretxe] especifica que sólo en los supuestos expresamente previstos se pueden hacer estas consultas. Y para hacernos una idea de lo excepcional que es hacer una consulta en España, tenemos que recordar que sólo se han hecho tres: la Constitución, el referéndum sobre la OTAN y la Constitución Europea. Nuestro referéndum ya lo hemos hecho en Asturias cuando votamos en casi un 89% ‘sí’ a la Constitución española, que en su artículo 3.2 dice que las demás lenguas serán oficiales de acuerdo con sus estatutos, y ahí estamos desarrollando ese artículo, de algo que ya votamos muy mayoritariamente. No cabe un referéndum jurídicamente, y eso lo saben los que lo proponen. Intentan ganar tiempo y quieren lo que no han ganado en las urnas. Parece que se ha presentado ahora por sorpresa la cuestión de la oficialidad. Fue el tema central de las elecciones de 2019 en Asturias, y los partidos que la llevaron explícitamente en su programa consiguieron 312.000 votos. Los del ‘no’ llegaron a 199.637, es casi el doble. Otros de los que podemos meter en el ‘no’ tampoco lo llevaban explícitamente como ‘no’ en el programa. El PP ha mantenido una postura ambigua. Ahora la han mantenido muy clara en el ‘no’, pero han estado apoyando la oficialidad en el pasado continuamente. La última vez, Gabino de Lorenzo, cuando se presentó al Congreso, llevó como tema central la oficialidad. En otros territorios donde han gobernado, en la Comunidad Valenciana, en Baleares, en Galicia, han apoyado y han desarrollado la oficialidad. No entendemos por qué lo que vale a un lado de la ría del Eo no vale al otro. En Galicia sí se puede apoyar la oficialidad, y Feijóo continuamente ensalza las bondades del plurilingüismo, y nos parece genial, pero aquí el PP mantiene la postura contraria. Y lo mismo con Ciudadanos. Nos parece increíble que un partido que nació para potenciar el bilingüismo equilibrado que promovía Albert Rivera, que nos parecía también genial, un bilingüismo en libertad, y en el que haya una convivencia entre las lenguas como la que él promovía para Cataluña, que eso no valga en Asturias, en un partido que dice tener una postura para todo el Estado. Aquí tienen la oportunidad de desarrollar el bilingüismo equilibrado para demostrar que su propuesta es válida.
¿Cuánto costaría la implantación del asturiano como lengua cooficial?
Se han dicho absolutamente burradas sobre esto, porque por suerte o por desgracia la gente que tenemos delante en esto no han actuado precisamente con mucha mesura, y continuamente están lanzando bulos, atacan a los políticos que defienden la oficialidad, nos atacan a nosotros y nos acosan en redes, y están empezando ya con lo físico y lo personal. Han dicho que 74 millones, si no me equivoco. Las estimaciones que tenemos es que puede estar alrededor de los ocho millones de euros, porque hay que tener en cuenta que ya se está haciendo una inversión en política lingüística que es pequeña, pero que ha permitido un avance en muchas cuestiones. No partimos de cero, como partían en otros territorios cuando en los 80 se puso en marcha la oficialidad. Tenemos ya un profesorado, una estructura académica, institucional. Pero es que además estamos perdiendo partidas por ese coeficiente de pluralidad lingüística que el Estado aporta a las comunidades con lenguas oficiales. Perdemos cada año entre seis y ocho millones de transferencias del Estado que deberían venir a Asturias por tener lengua oficial, y que se están perdiendo desde hace 40 años. Eso es muy grave. Tenemos que tener en cuenta que va a tener un beneficio en la autoestima de los asturianos, que hoy todavía tienen una relación difícil con su propia lengua. A un señor de Soria no le da ninguna vergüenza hablar en castellano en ningún sitio, pero a un señor de Asturias sí le pasa eso en algunos ámbitos, y eso tiene que desaparecer. Si ponemos en valor nuestra cultura también estamos haciendo una inversión, que no nos va a sacar de pobres, pero desde luego no nos va a llevar a la ruina. Me gusta comparar, con datos de otros lugares, los estudios sobre el valor de las lenguas. El Instituto Cervantes nos da cada año el valor de la lengua castellana, la importancia económica, y es muy positivo. Nosotros no renunciamos aquí, ni muchísimo menos, a la lengua castellana, y nos parece importantísima, pero también la de otros lugares. Por ejemplo, en Valencia el 3% del PIB lo genera la actividad alrededor de la lengua. Eso son 1.037 millones de euros y 35.500 empleos. Si lo extrapolamos a Asturias podemos estar hablando de 7.000 empleos y cerca de 200 millones. Es muy positivo, algo a lo que no podemos renunciar, y menos en un lugar como Asturias que está en continua crisis, donde los jóvenes se tienen que ir. La oficialidad no va a ser la solución a todos los problemas, ojalá, pero sí puede ayudar a tener una mayor autoestima como comunidad, en tener transferencias estatales y otra herramienta económica más, otro sector que se puede potenciar.
Los detractores temen que la equiparación del asturiano sea una vía de colocación para personas afines mediante la creación de lo que llaman « chiringuitos ».
Conozco a muchísima gente que lleva 40 años en la reivindicación de la lengua y la gran mayoría lo que ha hecho es gastar un montón de dinero, de su tiempo, de sus energías, en intentar aportar algo, cada uno desde su ámbito, desde la música, la literatura, la enseñanza… Cuando oigo esto, yo pienso en personas concretas, y todo su trabajo, y me parece increíble. No creo que haya personas, o puede que las haya, no lo sé, pero yo desde luego, la gente que conozco, lo que intenta es que se equiparen los derechos de los hablantes de una lengua, que la lengua que hablan sus abuelos y ellos, y quieren que hablen sus hijos, siga viva, porque no os podéis imaginar lo frustrante que es cuando vemos estos ataques y luego hablo con mi abuela, que está en las redes sociales, porque es muy moderna, y no da crédito. « ¿Pero cómo es que esta lengua mía, de casa, esto que me han dicho siempre que no vale para nada, cómo pueden pensar que puede causar tantos males? » ¿Cómo una lengua pequeña y que está en esta situación tan complicada va a ser tan peligrosa como dicen? Es algo que no puedo entender, esa inquina. Puedo entender que no quieran hablar asturiano, que no les guste, me parece perfecto. Es más, nadie les va a obligar a hablar asturiano en ninguna parte. Nunca querría que pasara eso. Pero que nos ataquen personalmente, que traten de inventar este tipo de cuestiones me sorprende. Contra la gente que está en contra de la oficialidad no tenemos absolutamente nada, es una postura que respetamos y respetamos a esas personas. De nuestra boca nunca habrán visto salir insultos, ni ningún tipo de acusación. Simplemente les pedimos que respeten los cauces democráticos. Ha habido unas elecciones, unas mayorías muy potentes, de tres quintos, de 27 diputados frente a 18, y hay unas reglas del sistema, de la Constitución, del Estatuto de Autonomía. Llevemos la propuesta al Parlamento, votemos y luego cada desarrollo, cada medida, se tendrá que volver a llevar al Parlamento, y se tendrá que desarrollar, y dependerá de las mayorías, y sin ganan las elecciones ellos, pues podrán hacer las modificaciones que consideren. Es algo dentro que entra dentro de lo normal, pero estamos viendo constantemente esos ataques.
También se alerta de la desaparición de las variantes locales del asturiano mediante una normalización que ellos consideran destructora. ¿Qué opinan de esto?
Para que las variantes pervivan es necesario un estándar y una normalización de la lengua. Si no, el idioma se extingue. Dar un uso al idioma en los medios, en la escuela, en la música, en la literatura, a través de un estándar, que es lo que se hace en todas las lenguas, va a permitir que las lenguas y las variantes se mantengan. El castellano lleva más de 400 años con una norma muy clara, y sin embargo, las variantes, como son el andaluz, el canario, el murciano, siguen más vivas que nunca y hay un movimiento de la recuperación de la autoestima y de la dignidad de esas variantes. No está reñida para nada. Si después de 400 años de normalización del castellano no se han perdido esas variantes, ¿por qué se van a perder en Asturias? Además tenemos una norma, la Academia de la Llingua Asturiana desarrolló en los 80 una norma ortográfica que permite escribir en todas las variantes, la propia Academia publica textos en todas las variantes y hay una especial sensibilidad y respeto en Asturias por ellas. No hay que ver más, por ejemplo, que el proceso de oficialización de los topónimos, donde se ha respetado escrupulosamente la variedad local de cada uno. Es algo que no se ha hecho prácticamente en ningún sitio y aquí se respeta absolutamente. Estamos convencidos de que la oficialidad y tener un modelo escrito estándar de lengua culta no va a generar ningún problema a las variantes sino todo lo contrario, las va a poner más en valor.